martes, 23 de junio de 2015

Edificios, personas y torneos



Inti Núñez, Gerente de Emprendimiento de CORFO
Patricio Feres, Gerente de Innovación de CORFO

Santiago, junio de 2015


Este mes han estado avanzando diversos programas que buscan mejorar sustantivamente la innovación y el emprendimiento en el país. La oferta pone acento en 3 temas que podrían parecer discordantes –edificios, personas y torneos- (un collage de iniciativas, una instrumentitis que a esta altura cansa, una muestra de la creatividad pública), pero que en realidad convergen de forma virtuosa para abrir paso a una nueva forma de jugar la innovación en el país.

Edificios
Se han abierto las bases para el apoyo directo a espacios colaborativos para el emprendimiento y la innovación (Coworking space & Global hubs), el concurso se espera cerrar el 15 de julio y recibir más de 50 propuestas de gestores de espacios para innovar en todo el territorio. ¿Por qué pagar por edificios?
Paul Nightingale –profesor de innovación y emprendimiento de SPRU, Sussex-, clasificaba a las innovaciones en predecibles e impredecibles. Las innovaciones predecibles pueden aparecer de ejercicios simples de prospección, son derivadas del avance de la tecnología, tendencias, etc. De esta forma, muchas innovaciones en aplicaciones o la cura de enfermedades podemos saber de antemano que en unos años van a existir. Ejemplo: de aquí a 10 años habrá robots en las casas. Luego el profesor señalaba que esta innovaciones –las predecibles-, pueden ser de modelo simple, que significa que toda persona nos puede poner ideas y proyectos para alcanzarlas, por ejemplo. Una aplicación que mejore nuestras decisiones financieras; Por otra parte, existen las innovaciones de modelo complejo, en estás quien participa de su propuesta y construcción son expertos en el ámbito habilitante, ejemplo: una innovación en terapia genética a partir de la secuenciación del ADN, el sentido común nos hace ver que es difícil que alguien no profesional en biotecnología pueda sugerir avances contundentes. Sin embargo, la otra clase de innovaciones, las innovaciones impredecibles, disruptivas, se producen en una intersección entre innovación simple más compleja, en particular cuando en “ambientes embebidos” se juntan innovadores de modelo liviano con expertos duros, en edificios donde trabajan unidos, conversan, coinciden, y en una secuencia de interacciones frente a proyectos desafiantes generan innovaciones que son difícil de imaginar y entender para medios externos, pues en ese espacio físico el aprendizaje toma velocidad que supera a todo lo exterior. Un ejemplo es Pixar, donde en su semilla están técnicos duros de la gráfica computacional con expertos en el arte de la animación, este intersticio entre ciencia – tecnología y arte, es donde se producen innovaciones de un potencial global.
En este sentido, los diseñadores de política se deben preguntar ¿Por qué tipo de políticas debe apostar mi país –Chile- y/o región? Tomando este modelo tenemos la innovación predecible, y evidentemente lo más fácil es ir primero por la simple. El tema es que como es predecible y simple, no hay una claridad del porque una región aislada, una economía relativamente pequeña podría generar diferenciación de alcance global. Y es así como el comercio B2C en Chile no tiene predicciones de ser líder. En el caso de innovaciones predecibles y complejas, las posibilidades de competir para los gigantes en infraestructura tecnológica, capital humano avanzado (expertos) y presupuestos de innovación, son bajas, cualquier problema mundial de importancia es abordado con muchos más infraestructura, mejores técnicos y más recursos, nuestra participación en general es marginal y desde una parte de la cadena y cuando tenemos un logro, las adquisiciones son en fases tempranas que no hacen esperar crear un sector de exportación.
Pero, entonces ante tan mala perspectiva, las innovaciones impredecibles, disruptivas deberían estar a mucha más distancia. Pues no es tan así, al no ser predecibles, en general quienes están en el día a día con sueños locos o en espacios y nichos acotados, pero en ambientes donde hay una alta concentración de talento, de personas hablando de lo mismo, son los que sorprenden. De este modo, la industria química de Alemania le gano el quien vive a Inglaterra en la segunda mitad del siglo XIX, y la industria del acero, el avión y el automóvil se inició en Estados Unidos en desmedro de Europa. Así unos jóvenes que discutían acaloradamente en garajes de Silicon Valley –costa oeste frente a costa este- pusieron en aprietos a las mega corporaciones norteamericanas, cuando el computador personal irrumpió en el mundo. O Nokia fue el líder en el teléfono celular desde Finlandia, un país que hasta los 70 no era un líder tecnológico.
Al parecer no es malo para las políticas de innovación como las de nuestro país, mirar estos ejemplos y estimular muy buenas capacidades transversales aplicadas a problemas locales de alcance mundial, pero además concentrar la política para generar estos “ambientes embebidos”, donde la red de instituciones y personas sobre algunos temas concretos genere masas críticas de aprendizaje que nos sorprendan. Este fue el ejercicio de concentración de talento –científicos inmigrantes de la URSS- dentro de las technological incubators de Israel.
Volviendo a la pregunta, ¿Por qué pagar por edificios? Porque precisamente no son solo edificios, estamos hablando de espacios colaborativos  especializados en procesar innovación, que aglomeran una masa crítica de talento en cada región. La teoría dice que es bueno, la política lo está proponiendo.

Personas
A veces al diseñar política se nos olvida que el más importante instrumento de transferencia tecnológica son las personas, que la innovación depende de ciclos de aprendizaje acelerado que suceden en las relaciones y comunicación entre personas, y que la calidad de la innovación es totalmente “elástica” al reclutamiento, control y gestión del talento.
Tratando de suplir las falencias del ecosistema local es que hemos lanzado una batería de posibilidades para que en todo Chile las redes, contactos, conversaciones, capacitaciones, y acceso a talento se multipliquen.
Durante este mes de mayo ya aprobamos 7 redes de mentores para el apoyo de la innovación y el emprendimiento, esperamos que en un año exista una oferta superior a 1.000 mentores capacitados que estén dispuestos a apoyar a emprendimientos y proyectos en todas las regiones, es decir, este eje de mejora tan relevante para cada iniciativa como es la comunicación entre la experiencia y el líder de la iniciativa, se pueda dar en todas partes. Pero además, en un volumen que produce aprendizaje, pues podemos comparar, sacar lecciones, enseñar, trasformando nuestro sistema de apoyo en un verdadero ecosistema vivo que mejora con cada iniciativa que escala.
Así también, se apoyará la atracción de talento internacional desde StartUp Chile a las regiones, políticas para sumar expertos y doctores en innovación empresarial, y se instalarán laboratorios con especialistas –diseñadores, desarrolladores, comunicadores, electrónicos, etc.- que podrán apoyar con su tecnología y su arte a todo el emprendimiento que así lo quiera. También se apoyará la incorporación de profesionales especializados que faciliten el proceso de innovación y de I+D en las empresas y se seguirán apoyando la instalación de capacidades para innovar en empresas de forma masiva y en todo Chile. También es importante que se generen espacios de encuentro entre aquellos que innovan dentro de empresas establecidas y aquellos emprendedores y especialistas fuera de la organización, los espacios colaborativos (coworks, hubs y laboratorios) son los llamados a facilitar este proceso. 
De este modo, salimos definitivamente del modelo donde el emprendedor/innovador era un maestro Corales que debía hacer de todo en el circo, para entrar a un ambiente donde discuto con especialistas y recibo apoyo, donde puedo “hacer las cosas” profesionalmente, esta es una condición relevante para el alto impacto global.

Torneos
Por último, la intención es instalar en todo el país, concursos, desafíos, torneos, ¿Por qué esta fiebre de postulaciones? ¿Por qué someter a los emprendedores y empresarios a estos pesados formatos de formularios, exposiciones y pruebas? ¿No será “no ir al grano” y por otra parte estar cansando innecesariamente a nuestros talentos?
Hoy la diferencia en la ejecución y resultados entre un profesional y amateur es muy notoria, basta ver un deportista profesional frente a un aficionado, o un chef frente a un cocinero de domingo. No hay ni una duda de que el estándar de excelencia, el producto competitivo proviene de profesionales. En la innovación pasa igual. Los países, empresas, universidades, que destacan por innovar tienen rutas pavimentadas para la formación de esos profesionales, y en estás, existen los torneos.
¿Qué es un torneo? Es un evento o un programa que llega a un evento final, que tiene fechas, donde participan libremente profesionales o equipos, donde hay un desafío, donde hay reglas y estándares para una competencia, hay un público/jurado que entiende y opina y donde finalmente se sabe si nos fue bien o no, es decir, se gana o se pierde. Estos espacios han determinado ser fundamentales al innovar, un músico que debe someterse a conciertos abiertos tiene otra presión que un amateur que decide cuando toca y ante quien, esa presión, el intercambio de información, los mensajes de porque se ganó o perdió, contribuyen fuertemente a la iteración de información que estresa a las iniciativas que buscan ser globales.
Ejemplos de uso de torneos para impulsar la innovación hay muchos, pero 2 nos parecen notables. El primero es la construcción de Steve Jobs respecto de la feria anual de presentación de productos de Apple. Año a año esta empresa está sometida a la presión de, con fecha fija y ante más de 6.000 periodistas especializados del mundo, sorprendernos. Sin duda que esta ha sido una presión potente para que esta empresa haya sido considerado durante años entre las más innovadoras del mundo. Un segundo caso, es el que una vez escuchamos relatado por la profesora Pilar Opazo, desde su tesis de doctorado para Columbia donde investiga sobre toda la historia del restaurant “El Bully” del famoso chef Ferrán Adrià quien revoluciono la gastronomía mundial. Ella comentaba que una fuente de cambio que potencio la innovación fue casi fortuita. Al buscar un sitio único para situar su restaurant, Adrià decidió situarlo en una reserva natural en las afueras de Barcelona, como la reserva tenía muy baja afluencia de público en temporada de invierno, decidió cerrar 6 meses y sólo abrir otros 6. Este cambio modifico los tiempos dedicados de los chef, así tuvieron 6 meses para innovar (exploración) y 6 meses para operar (explotación), y el primer día que abrían y mostraban a expertos y periodistas especializados su carta se convirtió en el torneo anual que estresaba a hacerlo cada vez mejor. Luego la historia es conocida, este restaurant se convirtió consistentemente en el mejor del mundo y cambio el negocio gastronómico para siempre. En ambos ejemplos, estos torneos son componentes estructurales del proceso de innovación, que ha permitido a ambas empresas darle un timing claro y exigente al diseño, prototipaje y validación de innovaciones de alto impacto.

Uno de los déficit más relevantes de nuestro ecosistema de innovación y emprendimiento es la baja interacción de empresas de distintos tamaños con comunidades de emprendedores, startups, diseñadores, universidades y centros de I+D. Es aquí donde mecanismos habiliten procesos de innovación abierta, donde las empresas identifiquen desafíos relevantes y de alto impacto para ellas, e inviten a las distintas comunidades a resolverlos. La política pública lo apoyará desde sus instrumentos de gestión de innovación, voucher de innovación y contratos tecnológicos para la innovación. Los dos últimos permiten a las empresas abordar desafíos de innovación en colaboración con entidades y expertos fuera de los bordes de sus organizaciones, es decir, buscamos avanzar en la construcción de una innovación más colaborativa.

Entonces, ¿Qué debe tener un ecosistema potente de innovación y emprendimiento? La respuesta es, mucha interacción entre los distintos actores y buenos torneos –bien diseñados, regulares, con estándares globales, frente a públicos demandantes sofisticados-. Por lo mismo la política sembrará y estimulará torneos de distinto tipo en todas sus temáticas de creación de capacidades de base. Así el último año se han creado los concursos: Voucher de innovación para Pymes, Prototipos macrorregionales, Semilla regional o PRAE, Torneos de emprendimiento tecnológicos, Prototipos basados en I+D y Desafíos en innovación social.


Edificios, personas y torneos, este es el eje de la política de base en innovación y emprendimiento que ya se está expandiendo por las regiones. Con estas piezas cada región puede “pintar” de sus tonos, con sus temas, la innovación que será de mayor impacto en su futuro, buscar activamente la innovación impredecible y disruptiva que mueva fuertemente su productividad, sus capacidades de generarse un mejor futuro. De este modo, y en estos 4 años construiremos una columna vertebral habilitante en todo Chile de ecosistemas y ambientes embebidos locales, que estimulando e incluyendo masivamente personas y empresas, frente a desafíos concretos, regulares y de impacto escalable, vayan paso a paso, poniendo los ladrillos para que nuestro país llegue al desarrollo.



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