domingo, 8 de enero de 2012

Los emprendedores ¿son suertudos?

A mediados de año (2011) en un blog de la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard, el profesor Anthony Tjan, relataba una cosa muy presente en las conversaciones con emprendedores, muchos consideran que la suerte ha jugado un rol fundamental en su historia de éxito. Entonces, ¿es cierto que los emprendedores, el emprender esta mediado por un factor llamado suerte?

Pues bien, Tjan realizo un acabado estudio, el cual espera publicar prontamente como libro, donde ausculta en la historia y los detalles de muchos emprendedores con historias de éxito, buscando esta magia que definió su trayectoria.

En sus resultados, lo primero que encuentra es que la suerte no es azar, no es magia, no es espontanea. Tjan señala que la suerte se acerca mucho más a un antiguo dicho “Uno se hace su propia suerte”, es decir, está amarrado a un patrón de conducta, habilidades y valores.

Entonces, ¿Cómo se es suertudo en los negocios? Al parecer el patrón tiene 2 movimientos o condiciones esenciales; la primera, y en concordancia con lo descrito por Jim Collins en “Good to Great”, la humildad juega un rol fundamental, pues los “humildes” –frente a la soberbia-, es una actitud que le abre más oportunidades al aprendizaje desde pares, al maravillarse con cosas nuevas, al ver en lo simple oportunidades, al conversar más y mejor transversalmente; la humildad gatilla aprendizaje y actúa, abriendo el espectro de oportunidades y dotando de mayores herramientas para el aprendizaje dinámico (tan importante en el emprendimiento). La segunda condición de la suerte es el optimismo, una posición positiva respecto del futuro; el optimista fija sus metas más “adelante” y es capaz de pasar más vallas, posponiendo la recompensa, es más resilente. Así, el emprendedor “suertudo” no sólo ve más oportunidades, sino que además por su condición de permanencia y tesón basada en el optimismo, es más capaz de transformar derrotas en victorias.

Genial, “Uno se hace su suerte”. Hoy tenemos abiertos miles de caminos a propósito de los cambios disruptivos en las plataformas tecnológicas, de la salud de nuestras economías latinoamericanas, de la abundancia de nuestros recursos, y de los cambios que la sociedad está demandando; para aprovecharlo sólo debemos saber mirar y aprender, y tener optimismo de que vamos construyendo una Latinoamérica desarrollada.